Dolor.
Sincero y desgarrado. No hay más.
A la luz de los recientes acontecimientos acaecidos en la
otrora orgullosa capital del Turia, donde los poetas glosaban la belleza de sus
tierras, el sabor de sus frutos, la hermosura de sus artes y la sonoridad de su
lengua, el férreo puño de la incomprensión y la falta de civismo han hecho
mella en la más rica, espectacular y grandiosa de las fiestas en el mundo
entero: Las Fallas.
Episodios de desaliento por unas protestas lícitas por parte
de unos estudiantes que acabaron en cargas policiales por culpa de grupos
ajenos a los mismos que aprovechaban la situación para crear cizaña y
situaciones desagradables, se retroalimentaron creando al mismo tiempo nuevas
situaciones desagradables que han manchado y herido el sentir de un colectivo
ajeno a dichos acontecimientos.
El día 1 de marzo, como marca la tradición, se inauguró el
ciclo pirotécnico a las 2 en punto de la tarde. La mascletà llamaba a las
puertas de unos corazones deseosos de Fallas. Y en lugar de la gran fiesta
fallera que se iniciaba en ese mismo momento, el fallero censado y el no
censado, los medios de comunicación, los turistas y los curiosos se encuentran
con un espectáculo dantesco. Aquellos mismos que gritaban en pro de una
educación digna, alentados por grupos políticos o no, responden con insultos a
una figura a la que el fallero ha entregado amor y pleitesía: la Fallera Mayor
de Valencia. Y por extensión la Fallera Mayor Infantil y sus respectivas Cortes
de Honor.
Imagínense pues, sean ustedes padres o no, después de ver
con ilusión que su hija es preseleccionada en el mes de Julio, que después sale
elegida como Corte de Honor y llegue o no llegue a Fallera Mayor, en su primera
aparición en el balcón es abucheada e insultada.
Después, convenientemente, los grupos políticos se desmarcan
de aquella situación. Obviamente. Cuando el admirable colectivo fallero
vitorean a sus representantes acallando unos gritos que nada tienen que ver con
las Fallas, cuando las agrupaciones falleras en pleno firman un manifiesto
condenando estas actuaciones, cuando decenas de Falleras Mayores de años
anteriores condenan también en su propia declaración, todo ello de una forma
espontánea, ya no ha lugar a nuevas manifestaciones que, insistimos, nada
tienen que ver con las Fallas.
Posteriormente, nuevos episodios que envilecen la imagen de
nuestra fiesta, cuando varios descerebrados atentan contra los propios
monumentos antes de la plantà.
Y todavía hay quien no se inmuta.
Esta no es mi Valencia. Estas no son mis Fallas.
Mi Valencia es Arte en estado puro, es belleza, es trabajo,
es sufrimiento, es alegría, es fuego, es traca, es música… Mi Valencia es
fallera. Y aunque este texto lo escriba en mi mejor castellano, mi sentir habla
valenciano. Y mi Falla corre entre mis venas.
Las Fallas no permiten manifestaciones que no sean puramente
falleras. Y si todavía queda quien protesta porque toda la ciudad está en
fiesta y él o ella no, y acaba enfurruñándose con el mundo por ello, mi consejo
es que en lugar de irse de vacaciones en Agosto lo haga en Marzo. Él o ella
será feliz lejos de las Fallas y las Fallas serán felices con todos los demás.
Y esa es, nuevamente, tan solo... mi opinión.
Y esa es, nuevamente, tan solo... mi opinión.
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