jueves, 5 de enero de 2012

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:
                Os sorprenderá que os escriba hoy 5 de enero. Esta es la primera vez que os escribo desde hace muchos muchos años, y es que aunque no lo parezca, tengo ya una edad. Lo cierto es que en estos años de existencia he sido de todo un poco, bueno, malo, bordejo, y a veces incluso de tan bueno hasta tonto. Qué le vamos a hacer, así nací y así moriré aunque eso sí… he madurado mucho.
                Desde hace unos años soy fallero censado. Desde hace muchísimos más lo soy de corazón. Vivo esta grandiosa fiesta creo que como merece, con toda su pompa, su circunstancia y a veces (tengo que reconocerlo) incluso con obsesión. Y es quede hace unos años hacia acá, me he convertido en un verdadero loco de todo lo relacionado con este mundo, a veces tan maravilloso y a veces tan cruel que es las Fallas. Me gasto un dineral en libros para saber más, leo las páginas y blogs de locos por las Fallas a diario, me gasto otro dineral en cds de música festera… incluso (confieso) me compré uno de Francisco (que manda…).
                Pero no os escribo para contaros mi vida sino para pediros una serie de cosas, como hacen los niños. Y es que en el fondo, todos seguimos siendo un poco niños. Y aunque sé que es un poco tarde para una Carta a los Reyes, mas vale tarde que nunca.
                Principalmente quisiera pediros que regalarais a todas las comisiones falleras, un cuadro de esos tan bonitos que de vez en cuando se regala a las comisiones, pero donde se explique la expresión “hacer Falla”. Yo, es que no lo tengo todavía muy claro.
Yo pensaba que el término “hacer Falla” se refería al trabajo colectivo, al luchar todos por un bien común y un objetivo común. Pero se ve que no es así porque siempre acabamos rompiéndonos la espalda los mismos de siempre.
                Otra cosa que quisiera pediros es otro cuadro más donde se explique la expresión “el objetivo común de una Falla”. Yo creo que tampoco lo tengo muy claro. Yo pensaba que ese objetivo era el monumento. Vamos, que por eso la fiesta se llama Fallas. Y pensaba también, inocente de mí, que para llegar a ese objetivo era por lo que se apuntaban a tantos concursos, para poder recibir premios que mejoraran ese icono que es la “Falla del meu barri”. Pero descubrí que volvía a equivocarme. A lo que lleva de nuevo a preguntarme si en vez de llamarse nuestra fiesta Fallas debería llamarse de otra manera, porque como, "total, es algo que al final se tiene que quemar…"
                Y es que, a pesar de haberme gastado todo ese dinero en libros de Fallas, o todo esto lo entendí mal o es que están mal explicados y por lo tanto lo único que vale de esos libros son las fotos.
                Y es curioso, porque también leí que gracias a las Fallas, se ha conseguido mantener, velar y salvaguardar multitud de tradiciones valencianas, incluso la lengua, que un señor con bigote que vestía de verde quiso cargarse hace más años de los que tengo, para que luego otros señores (unos con bigote y otros no) quisieron decirme que esa lengua no era la mía sino otra, y que encima la hablaba mal. Con lo cual ¡qué ignorante me siento! Porque cuando hablo en mi lengua materna, la de mi tierra, la que me emociona al cantar l’Himne, la gente me mira raro… como si estuviera loco… o será eso… que soy un ignorante.
              Y son precisamente esas personas las que (de algún modo) me señalan con el dedo y arremeten con ese mundo fallero que tanto me apasiona.
Que si cortamos las calles.
Que si no les dejamos dormir por las noches.
Que si no les dejamos dormir por las mañanas.
Que si las carpas.
Que si la ofrenda.
Que si no se puede ir al centro.
Que si solo nos interesa la comilona y el bebercio.
Que si…
Que si…
Desde hace unos años para acá, todo se ha reglamentado. Reglamentado por personas que no son falleras, ni valencianas, ni siquiera españolas, pero es que somos europeos. O al menos aparentemente. Petardos… ¿tró de bac? No… de mecha… vaaale. ¿Mascletàs? Bien lejos… y a este paso solo la podremos oír… bueeeeeno. ¿La cremà? Noooo que contamina mucho…
Pero lo peor de todo no viene de ahí afuera, sino de aquí dentro. ¿Cómo esperamos conseguir algo que nos beneficie a todos si no somos capaces de “hacer falla” en nuestras propias comisiones, sectores, agrupaciones, federaciones, junta de presidentes…?
Solo espero, que dentro de unos años, no tenga que volver a escribiros porque lo que quede de lo que yo entendía como “hacer Falla” solo se pueda ver en los museos, y podáis dedicaros a lo que mejor se os da, que es llevar regalos a los niños, que son los merecedores de vuestra atención. Cuando esos niños se hagan mayores… ese ya será otro cantar.
                Atentamente,
                Un Fallero (o no)… al fin y al cabo esta solo es mi opinión.